Para que un motor funcione de forma eficaz, económica y duradera, es imprescindible que el control de las válvulas garantice una elevación invariable de las mismas a largo plazo.
El control de las válvulas mediante seguidores de leva o balancines con elementos de compensación hidráulica garantiza una compensación automática del juego de las válvulas que no requiere mantenimiento durante toda la vida útil del motor. De este modo, se prolonga la vida del motor y se reducen los costes de revisión y mantenimiento.