El sistema de frenos de un coche desempeña un papel clave en su seguridad general: cuanto más eficaces sean los frenos, menor será la distancia de frenado. El tamaño del freno debe adaptarse a la potencia del motor, el peso y la velocidad máxima teórica del vehículo. Por motivos de seguridad, los coches modernos van equipados con dos circuitos de frenos que sirven a ruedas diagonalmente opuestas en dos ejes.
Algunos modelos garantizan una potencia de frenado suficiente mediante una combinación de frenos de disco en las ruedas delanteras y frenos de tambor en las traseras. Los modelos de mayor potencia y de tamaño medio suelen utilizar discos más potentes y con ventilación interna en la parte delantera, además de los frenos de disco correspondientes en la parte trasera.
Actualmente, la especificación estándar mínima para los sistemas de frenado de los vehículos incluye lo siguiente: Sistema de frenos antibloqueo (ABS), servofreno, distribución electrónica de la fuerza de frenado (EBD) y control electrónico de la estabilidad (ESC).