El sistema de recuperación recicla la energía que normalmente se pierde al frenar almacenándola y luego utilizándola para acelerar o arrancar, de modo que ahorra combustible y reduce emisiones.
La recuperación se logra aumentando la tensión del alternador cuando ralentizas o frenas. Esto incrementa la carga de la batería y ayuda el coche a disminuir la velocidad. Cuando vuelves a acelerar, la carga del alternador se reduce para aligerar la carga del motor y reducir el consumo de combustible.